martes, 10 de septiembre de 2024

Historias de un cajón desordenado

Un día, como cualquier otro, me encontré de nuevo con este personaje que había escrito hace y a cuatro años y que por desordenado se encontraba perdido en un cajón junto con unas servillas manchadas con tinta azul de lapicero barato.

De pronto, tomo vida y me susurro al oído unos versos que no podía escribir por sí mismo, ya que se me había olvidado describirle brazos, pies y por si fuera poco, ni siquiera tenía rostro, era un montón de ideas desordenadas, pero que en el fondo daban bastante terror querer estructurarlas, nunca lo termine de describir porque me atormentaba.

Sin embargo, creo qué logro enamorarse de alguna de las servilletas, en las que se esbozaba a una mujer de carácter fuerte y sensual, que por desgracia  tuve que cambiar de cajón para ordenar un poco las ideas de mi mundo material.

Al final solo pude escucharle lo siguiente:

Escombros.

Quiero esconderme para siempre
en los escombros de esta relación
y no sentir más el peso de la angustia
que provoca esta sensación.

Con tu boca sobre la mía
quisiera perderme para siempre
en la propia agonía del sin sabor
de la propia ironía que es la vida.

Ya no sé cómo explicarlo
todo lo que va  y viene
es una simple representación
de lo que sientes en tu ser.

Para esconderte de todo esto
solo basta voltear y ver
que las columnas del edificio que creamos
ahora solo son escombros.


 

 

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