El niño que quería morir.
Un día, cuando yo era profesor, me quede observando por un
momento a los niños que jugaban en el recreo, todos distraídos, todos absortos
en su mundo cada uno gritando como si supieran que su voz se confundía entre el
barullo de los 500 alumnos de la escuela y en honor a la verdad para mi como
profesor esos 15 minutos de descanso también parecían eternos.
Ahí es cuando lo vi, siempre alejado, siempre viendo al
horizonte despreocupado y sonriendo al viento, todos los días sentado en el
mismo lugar. A veces parecía que escuchaba música, pero difícilmente era asi,
porque la escuela estaba muy alejada de la ciudad y en ese tiempo muy poca
gente aun con el dinero suficiente no poseía reproductores mp3, cd-players o
walkman…si, el país donde vivo era pobre.
Creo que fue un día miércoles, cuando me acerque a
preguntarle por mera curiosidad; ya saben un profesor nota cuando un alumno se
comporta diferente al resto.
-Hola, ¿Qué haces?- dije.
-nada, viendo el cielo. ¿Por qué?- contesto el niño un poco sorprendido.
-Es que me preguntaba que hacías en este lugar cada día a la misma hora.
-Pensando, lo que haría si fuera un fantasma.
-¿Un fantasma? ¿Cómo así? ¿Explícame como es eso?
-No lo se, un día escuche que si mueres y dejas asuntos pendientes, “revives”
como un fantasma y como fantasma buscarías la forma de obtener todo lo que
siempre habías deseado en vida.
-Ah, eso…mm, ¿pero sabes? Si logras hacer todo lo que deseas en vida, no
tendrás porque esperar ser un fantasma para lograr las cosas que quieres, ¿no
seria mejor eso?
-si, pero ¿Cómo sabe usted que tendré el tiempo para lograrlo?...¿sabe? la vida
es una apuesta.
Es lo último que escuche hablar de ese niño.
