miércoles, 24 de abril de 2024

Una historia con principio y fin.

No hay muchas historias, conocidas por gente fuera de estas fronteras, que comiencen en Centroamérica y mucho menos que describan las cosas que pasan en los día a día de estos países. Creo que la gente ni siquiera se imagina como es el clima de El Salvador, por poner un ejemplo.

Se los describo en unas dos frases: época seca muy seca y lluvias intensas en la segunda parte del año. Es como si el mismo territorio no te dejara de hacer sentir incómodo, no mal, no triste, tampoco alegre, ni tampoco animado, simplemente incómodo.

Y quizá esa es la peor parte, entre el racismo que se huele en cada esquina, contra los enemigos imaginarios, donde si nos pones a la par a un hondureño, un guatemalteco y un costarricense, si no eres de estas tierras, difícilmente podrías distinguirnos uno del otro... así, hasta que alguno habrá la boca y todo se vaya al carajo.

Ya ni siquiera entiendo por qué me dedico a escribir estas líneas, quizá sea porque estoy harto del «excepcionalismo» tico que cree realmente que son suiza o de la ingenuidad salvadoreña que cree que por tener más de la mitad de gente en el extranjero eso creara mágicamente una prosperidad que hará que los nietos de Bush y Trump se hinquen ante los nacidos en la cuenca del río Lempa.

Quizá sea que al final, si merecíamos morir en manos de hondureños engañados por el gobierno que protegía, como siempre, a ricos y poderoso de no perder más poder y dinero en la guerra de 1968. O bueno, qué más da, si los chapines creen que Bukele sería una mejor opción que los presidentes presos.

Acá realmente la gente piensa que un mesías, mitad maya, mitad turco y mitad español nos va a salvar de la miseria. Claramente, digo que tres mitades porque, claramente, aquí en la federación centroamericana nadie sabe dividir entre tres.

Mira que jodidos estamos que al final nos olvidamos de Nicaragua.

Sinceramente, vivir aquí es incómodo, es incómodo porque nunca hemos tenido nada cercano a ver la luz, y si alguna vez se tuvo, pues fue a base de engaños y jugarretas. Al final lo único que nos quedara vivir pegasos, pegajosos por el calor o la lluvia, juntos, apretados, con las sabanas sucias, pero vivos, muy vivos.

Al final, eso es todo. Es abril, y esta lloviendo.

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